Nueva York- El ataque cerebral ha pasado de un tercer a un cuarto lugar como causa de muerte en el país, pero lo que no ha cambiado es que ocurre con mayor frecuencia entre la población latina y más hombres que muejres.

Según estadísticas oficiales, 80 años es la edad promedio en la que un blanco no latino podría sufrir de un ataque cerebral frente a 67 años de los hispanos.

Cada año, 795.000 estadounidenses sufren de un ataque cerebral y sigue siendo la principal causa de invalidez en este país. Entre los hispanos, jóvenes y adultos de mediana edad, el ataque ocurre con mayor frecuencia y es más fatal que entre otros grupos étnicos.

“la dieta y falta de ejercicios, entre otros factores de riesgo”, dijo neurólogo mexicano Alejandro Alonso Magadán.

El especialista insistió en que no todos los ataques son fatales y que lo más importante es reconocer los síntomas para recibir pronta atención médica, en los primeros 60 minutos, porque ello puede evitar la invalidez.

Magadán indicó que hay que estar atentos al adormecimiento o debilidad en la cara, brazos o piernas, del mismo lado. Otros síntomas de un ataque cerebral son la confusión repentina, problemas al hablar o para entender lo que otros dicen; problemas repentinos de visión en uno o ambos ojos así como para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o de coordinación.

También puede sentir dolor de cabeza repentino e intenso, sin causa aparente. “Es importante reconocer los síntomas para pedir ayuda inmediata al 911 para familiar, o una persona con esos síntomas”, señaló.

Hay dos tipos de ataque cerebral, el isquémico, cuando el flujo de sangre es interrumpido por bloqueo en una arteria, y el hemorrágico, hay ruptura del vaso sanguíneo.

Debido a que una persona que esté sufriendo un ataque cerebral no se da cuenta, es importante que personas a su alrededor reaccionen con rapidez al ver síntomas. El médico explicó que el ataque cerebral es más común en hombres que en mujeres. Los factores de riesgo: haber sufrido infarto previo, presión alta, diabetes, colesterol alto, fumar, padecer enfermedad cardíaca, falta de actividad física o historial familiar de ataques cerebrales. Inf. www.stroke.nih.gov/espanol. EFE