Horacio Rentería
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CHULA VISTA.- La niña Merly Leilani Ortiz tiene sólo 8 años de edad, pero ya conquistó tres medallas en Karate en los Juegos Juniors Olímpicos efectuados del 28 al 30 de julio en New Orleans, Luisiana.
Esta pequeña que vio la luz por vez primera el 14 de mayo del 2003 en la ciudad de Chula Vista, es un verdadero motivo de orgullo para esta comunidad, que este año cumple 100 años de historia y ha sido cuna de grandes deportistas.
Sus padres Jorge y Cynthia Ortiz recuerdan con satisfacción como la pequeña Merly apenas tenía 4.5 años de edad y ya había cambiado sus primeras clases de ballet clásico por la práctica del karate.
Esta pequeña, quien mantiene excelentes calificaciones en sus clases de Tercer Grado que cursa en Ira Harbinson Elementary de National City, logró traerse medalla de plata (segundo lugar) en la especialidad de Kata , y dos de bronce (de Tercer Lugar) en Kumite (Pelea) y Kobudo.
Muy contentos por la ejemplar disciplina y la formalidad con l que su hija asume sus compromisos, los padres recuerdan en entrevista con El Latino que Merly Leilani fue la única representante de San Diego en esta especialidad y categoría, por lo que su logro “es motivo de orgullo para todos”.
Cuando la niña va a ejecutar esta modalidad de Karate Tradicional de Okinawa, Japón, denominada: Ryuei Ryu, adquiere una gran concentración y en ese momento la niña que suele jugar con su hermanito, ‘se transforma’ en una inspirada deportista.
Las reglas y condicionantes que el torneo organizado por the Amateur Athletic Union (Unión Atlética Amateur) no es nada sencillo y si muy estricto, y Merly ha podido pasar siempre por ‘estas aduanas’ gracias a su preparación y dedicación.
La niña Merly y sus padres pidieron se le reconozca el trabajo del equipo de Karate Ryuei Ryu, formado por los atletas y entrenadores: Catherine Shi, Marissa Dodds, Timothy Tran, Mizuki Brent, Natalie Le, Isabella Carvajal, Merly Ortiz y los entrenadores: Alfonso ‘Poncho’ Gómez Jr. y Tony Arashiro.
Indicaron por último que “todos los atletas entrenaron muy duro, de cinco a seis veces por semana, en las instalaciones de UCSD y en el Dojo de Eastlake.