Washington.- La Cámara de Comercio, el mayor grupo empresarial de EE.UU., apostó por una reforma migratoria que facilite la llegada de trabajadores cualificados al país, y aseguró estar manteniendo contactos con legisladores y sindicatos para lograr «el mayor consenso» sobre este asunto.
En su discurso anual del ‘Estado de los negocios en EE.UU.’, el presidente de la cámara, Tom Donohue, se refirió a la reforma migratoria como «una prioridad» y reclamó «ampliar los límites» para otorgar visados a aquellos trabajadores inmigrantes altamente cualificados.
En declaraciones recogidas por la revista ‘U.S. News & World Report’, Donohue también pidió que se ofrezcan visados temporales a los trabajadores menos cualificados, así como «un camino hacia la ciudadanía» para los alrededor de 11 millones de inmigrantes indocumentados que se encuentran en EE.UU.
«Soy muy optimista de cara a que se alcance un acuerdo bipartidista en el Congreso», aseguró el presidente de la patronal, quien indicó que «ya ha hablado» con varios senadores sobre esta cuestión.
Para Donohue, «la puerta del sueño americano debe permanecer siempre abierta», por lo que se comprometió a «unir fuerzas» con sindicatos, grupos religiosos y étnicos y fuerzas de la ley para forzar al Congreso a sacar adelante una reforma «amplia» sobre inmigración.
«Incluso con una alta tasa de desempleo, millones de puestos de trabajo no son cubiertos en EE.UU.», indicó el máximo responsable de la Cámara de Comercio, por lo que, en su opinión, «o vienen trabajadores de fuera para ocupar estos puestos o las compañías se los llevarán a otras partes del mundo».
Además de la reforma migratoria, el otro asunto «prioritario» para Donohue que debe afrontar la administración de Obama en su segundo mandato es la reducción del déficit público, especialmente a partir del «control» en el gasto de partidas como la seguridad social o la sanidad.
«Los programas de subsidios planeados y diseñados en épocas pasadas deben ser revisados», dijo Donohue, quien matizó que esto no debe traducirse necesariamente en recortes, sino en una «desaceleración del incremento del gasto».