El pastor Salvador Zepeda y un grupo de sus feligreses trabajan esta semana a toda velocidad en la construcción de un edificio donde quieren ofrecer ayuda a víctimas del Covid 19 en un barrio pobre de Tijuana.
“Si contamos con los materiales, para dentro de un mes tendremos esto funcionando”, dijo el pastor en plática con El latino.
La construcción es una serie de cuartos todavía sin ventanas y otros acabados en los que el pastor desea llevar a personas que tengan que seguir una cuarentena y no tengan lugar para aislarse.
Emocionado, el dirigente recorrió la obra mientras explicaba para lo que se destinaría cada división.
“Aquí podríamos albergar hasta a 70 personas”, dijo el pastor al mostrar la obra a un lado de la iglesia Roca de Salvación, “esta y la de enseguida son habitaciones, para poner camas; en esta otra va la cocina, le falta el techo”.
La pandemia ha prendido entre dos y tres semanas más tarde en Tijuana y Baja California que en San Diego y California.
Al inicio de esta semana, en todo el estado de Baja California había 31 casos de Covid 19 confirmados, once de ellos en la zona metropolitana de Tijuana. En cambio en San Diego ya se reportaban más de 600 casos y siete fatalidades.
El secretario estatal de Salud, Alonso Pérez Rico, explicó que lo que se presenta en San Diego, llega a la frontera de Baja California unas dos semanas después aproximadamente.
También las medidas de prevención siguen ese ritmo. El 30 de marzo el gobernador Jaime Bonilla ordenó a los bajacalifornianos permanecer en sus casas; su colega en California, Gavin Newsom, lo había ordenado el 19 de marzo.
Con todo, las autoridades de ambos lados esperan dirigirse a “el pico” de la pandemia en el mes de abril en distintas fechas.
‘Si tenemos todo el material, podremos terminar antes de un mes el refugio y ayudar a las personas cuando más lo necesitan”, dice el pastor Zepeda.
El refugio, en la colonia Azteca , junto al representativo Cerro Colorado, sería el único sitio en una amplia región del este de Tijuana, entre colonias altamente pobladas de familias trabajadoras y de escasos recursos.
“Hacemos este trabajo con mucho amor”, declaró el pastor, quien ya en otras ocasiones ha ayudado a necesitados, como cuando en el 2016 abrió su iglesia como refugio a 80 familias migrantes haitianas, que sin su ayuda se quedaban en la calle.
Dulce García, directora ejecutiva de la organización Ángeles de la Frontera, explicó que su grupo ya ayuda al pastor y sus feligreses y va a continuar la ayuda para conseguir los materiales de construcción y acabados que se necesitan, pero también trata de conseguir equipo de alta protección que usarían personas que ayuden a los necesitados. El refugio carecería de máquinas respiradoras o instalaciones médicas especializadas; se trata de un alojamiento con cuidados.
“Indudablemente, son admirables la intención, el entusiasmo y la disposición del pastor Zepeda y su congregación por abrir cerca del albergue un refugio para víctimas de Covid-19, pero el refugio solo recibirá víctimas de la pandemia si cuenta con todas las medidas de seguridad para prevenir que los voluntarios pudieran contagiarse”.
La abogada opina que si ese objetivo se descarta por falta de equipo o de instalaciones costosas, el refugio puede servir para que unas 90 personas que ya se encuentran en la sección inicial del albergue, a unos 700 pies de distancia, puedan tener más fácilmente el distanciamiento social para prevenir el contagio del coronavirus.