La panadería tradicional mexicana es recreada en este negocio familiar.

CHULA VISTA.- El olor a bolillo recién horneado, el dulce aroma de panes como las conchas, las empanadas rellenas, los polvorones y galletas, el sabor de una pieza de pan para el desayuno o la merienda eran cosas que Claudia tenía cada día en su hogar, junto a sus padres, en Chicago, años después dirige su propia panadería en Chula Vista.

“Crecer en la panadería de mi padre en Chicago parecía parte de la vida diaria. Recuerdo a mi padre llegando a casa con una bolsa de papel marrón llena de bolillos para nuestra cena y el delicioso olor a pan recién horneado. Cuando me fui de Chicago, no me di cuenta del tesoro que era haber tenido eso”.

Mudarse a California la llevó a buscar esos aromas, texturas y sabores que la hicieran sentir cerca de casa.

“Uno añora las comodidades del hogar y para mí era la panadería de mi padre. Fue elegir una pieza en una panadería mexicana, agarrar una bandeja y pinzas, tener una gran variedad de opciones de pan dulce. Aunque hay muchas panaderías mexicanas en San Diego, por una u otra razón nunca cumplieron con mis expectativas”.

Aun así la idea de emprender su propia panadería aun no pasaba por la mente de Claudia, fue hasta que sus padres la visitaron que, sin imaginarlo, terminó al frente de un negocio.

“Tenía planeado llevarlos a todos los lugares turísticos más conocidos de la ciudad, pero eso nunca sucedió, mi padre tenía su propia agenda. En su estilo típico, todas las vacaciones y nuevas exploraciones de la ciudad comenzaban con una visita a las panaderías locales. Mi padre estudiaba, hacía una pausa y buscaba espacios vacíos para alquilar. Ahora me doy cuenta de que mi padre estaba tramando. Esta vez dio un paso más allá”.

Fue por indicaciones de su padre que Claudia solicitó información sobre un local en renta, lo fueron a ver juntos y aunque Claudia imaginó que el plan era un nuevo negocio familiar, en realidad la idea era que ella tuviera su propia empresa.

“En un torbellino de conversación, todos a mi alrededor pensaron que sería genial para mí abrir una panadería. Después de eso, estaba sola. Con experiencia limitada, tuve una multitud de retos y sentimientos encontrados, pero ahora estoy aquí. Ha sido una experiencia de aprendizaje y sigo tratando de ofrecerles a mis clientes los pasteles con los que crecí, de recrear los pasteles con los que crecieron en México y crear nuevos pasteles”. La Concha Bakery, desde donde Claudia recrea los sabores, olores y texturas de su infancia, además de apostar por nuevas recetas, mantiene sus puertas abiertas en 334 E Street, de 6:00 a 20:30 horas.