SAN DIEGO.- A escasas horas de que el presidente Joe Biden tomara el lunes 13 de marzo el avión que la transportaría a San Diego en su visita a California viajaría con la preocupación de lo que podría interpretarse como una muy mala noticia para la economía nacional en general y los negocios, en particular.
Se trataba de la confirmación este viernes 10 de marzo de la quiebra del banco californiano Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank, con sede en Nueva York, con el consecuente impacto sobre el mercado accionario de los bancos estadounidenses y el colapso en Wall Street.
De hecho, antes de su partida al estado dorado el presidente Biden hizo mención de “los pasos” que está dando su Administración para proteger a los cuenta-habientes de posible daño a su economía en lo que se podría considerar la tercera quiebra bancaria más grande en la economía estadounidense.
El mandatario afirmó que los sistemas financieros del país se encontraban a salvo y fuera de peligro, pero advirtió que se realiza una detallada investigación por parte de expertos para determinar la responsabilidad sobre los causantes de las quiebras bancarias.
Joe Biden demandó una mejor supervisión y regulación de los bancos más grandes al tiempo de ofrecer que los contribuyente no tendrán que pagar la factura a causa de estos quebrantos bancarios.
Indicó que la economía y los negocios en la nación se encuentran sanos y señaló que “los estadounidenses pueden confiar en que el sistema bancario es seguro”.
En el mismo contexto, se dio a conocer que autoridades de Estados Unidos se encuentran analizando si el colapso de Silicon Valley Bank se debió a indebida conducta de los directivos del banco, y si la venta de acciones por ejecutivos hubiera violado las reglas del mercado acciones.
Se advirtió al respecto que agentes del Departamento de Justicia de Estados Unidos y de la Procuraduría del Distrito Norte de California están examinando pruebas de los escenarios iniciales, buscando cuáles son las causas del quebranto financiero.
El colapso bancario hizo recordar la crisis financiera internacional del 2088 -mejor conocida como burbuja inflacionaria- la cual tuvo sus orígenes en las hipotecas sub prime de Estados Unidos y se extendió a la economía internacional.