En el mes del corazón se establecen importantes compromisos para mejorar la calidad de vida de la población
En los datos incluidos en la reciente publicación de las Estadísticas Cardíacas y de Accidentes Cerebrovasculares de la American Heart Association – Actualización del 2020, se demuestra que las muertes por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares siguen disminuyendo, pero esa tendencia se ha ralentizado significativamente en los últimos años. Otro inconveniente es que cada vez más personas viven con una mala salud, a menores edades, como resultado directo de factores de riesgo que contribuyen a estas causas principales de muerte en todo el mundo.
Para desarrollar su misión de ser una fuerza implacable en un mundo de vidas más largas y saludables, la American Heart Association, la organización de voluntariado más grande y antigua del país dedicada a combatir cardiopatías y accidentes cerebrovasculares, ha publicado una recomendación presidencial en la revista Circulation, en la que se establecen nuevos objetivos de impacto nacionales e internacionales para el 2030 con el fin de ayudar a todas las personas a vivir de forma más saludable durante más años de su vida.
• En Estados Unidos: Juntos, aumentaremos de forma equitativa la esperanza de vida saludable de 66 a 68 años, como mínimo, para el 2030.
• En todo el mundo: Junto con colaboradores globales y locales, aumentaremos de forma equitativa la esperanza de vida saludable mundial de 64 a 67 años, como mínimo, para el 2030.
“Sabemos que la gente vive más tiempo en parte gracias a casi un siglo de esfuerzos dedicados de los voluntarios, el personal y muchos seguidores invaluables que se unen a la American Heart Association en nuestra lucha contra las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares, lo que da lugar a mejoras en el control y la prevención de enfermedades, avances en los tratamientos médicos y mejoras en las conductas de estilo de vida”, afirmó Robert A. Harrington, M.D., miembro de la American Heart Association (FAHA) y ahora presidente. “Lamentablemente, no todos esos años se viven de forma saludable, ya que los efectos de las enfermedades crónicas afectan cada vez más la calidad de vida de las personas a una edad mucho menor que en el pasado”.
Según el estudio de la carga global de la enfermedad:
• Desde el 2007 al 2017, la esperanza de vida saludable al nacer aumentó en 2,4 años, desde 60.7 años en el 2007 a 63.3 años en el 2017.
• En el 2017, las cinco causas principales de los años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD) fueron trastornos neonatales, cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular, infecciones de la vía aérea inferior y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
• Entre el 2007 y el 2017, las tasas de AVAD estandarizadas por edad globales disminuyeron en un 16.2%. Las tasas de AVAD estandarizadas por edad disminuyeron en un 32.2% para las enfermedades transmisibles, maternales, neonatales y nutricionales, y en un 50.2% para el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.
• Entre el 2007 y el 2017, las tasas de AVAD estandarizadas por edad para las enfermedades no transmisibles disminuyeron en un 5.6%, en un 9.9% en el caso de las enfermedades cardiovasculares, y en un 5.1% en el caso del cáncer.
En una encuesta de Harris Poll realizada recientemente para la American Heart Association, la mayoría de los encuestados (un 93%) estuvo de acuerdo con que vivir una vida larga y saludable es importante para ellos y cree que todo el mundo merece vivir la vida más larga y saludable posible (un 92%). Sin embargo, parece haber una discordancia entre sus deseos y su comprensión de cómo esas intenciones se conectan con sus comportamientos, dado que menos de la mitad de los encuestados (un 49%) estuvo firmemente de acuerdo con que su comportamiento influye en su salud y bienestar y solo un tercio (un 34%) estuvo firmemente de acuerdo con que su entorno influye o apoya sus decisiones saludables.
Harrington afirmó que lo que impulsará el éxito de los objetivos es el trabajo en colaboración con muchos grupos diversos, desde organizaciones vecinales locales a gobiernos globales. Las mejoras adicionales tendrán que realizarse mediante un mayor esfuerzo en la prevención primaria y secundaria, las políticas de salud pública que afectan a las poblaciones, el establecimiento de sistemas de salud eficaces, comprensibles y asequibles, y modificaciones en los comportamientos de estilo de vida individuales.
“Gran parte de esto será una expansión de los esfuerzos que ya están en marcha con muchos colaboradores comprometidos, pero será fundamental aportar nuevas ideas y recursos para conectar la visión colectiva con la creatividad y la innovación necesarias para realizar cambios reales”, aseguró. “Vamos a abrir el diálogo hacia más personas, pero lo que es más importante, pediremos a las partes interesadas que nos inviten a participar. Ayúdennos a ser un catalizador que reúna elementos para poder crear un mundo más saludable para todos”.
Si bien el indicador básico de la esperanza de vida saludable está bien establecido, el seguimiento del progreso y la comprensión de las tendencias para cumplir los objetivos del 2030 también requerirán mejoras en la forma en que se recopila y analiza la información sobre la salud. Una publicación complementaria de los objetivos del 2030 es una Declaración de política de la American Heart Association que resume las principales recomendaciones para mejorar la salud cardiovascular y la supervisión de las enfermedades en todo el mundo.
“En todos los países, en todas las ciudades y los pueblos, queremos que todos los habitantes de todas las edades y entornos estén saludables y disfruten de cada alegría sencilla, guarden cada recuerdo sincero, celebren todas las ocasiones especiales que necesiten y deseen”, declaró Harrington. “Esto es mucho más que desear que las personas lleguen a una edad madura, queremos que vivan más sanos durante más tiempo. Y nos dedicaremos a lograrlo durante la próxima década”.
Visite el sitio web de Objetivos de Impacto para el 2030 para obtener más información.